Bendito “viernes negro”, sí. Pero, ¿qué es? Digamos que es el pistoletazo de salida de las compras de Navidad. La ocasión para hacer los deberes con antelación y encarrilar los regalos de esas fechas tan señaladas. Asociamos Black Friday a descuentos, así que, mejor ahorrarse un dinero entre tanto compromiso, ¿verdad? No obstante, cada vez más gente utiliza estas ofertas para darse ese esperado capricho o cubrir necesidades propias.
El origen del Black Friday viene de Estados Unidos y situamos esta fecha en el día después del Día de Acción de Gracias. El término era utilizado para describir el tráfico de gente y vehículos que abarrotaba las calles al día siguiente de esta fecha célebre. Empezaron en Filadelfia a comienzos de los años 60, hasta que años después se extendiera por todo USA. La aplicación del concepto a los comercios surgió cuando estos notaban las ganancias económicas tras Acción de Gracias, pasando de “números rojos” a negros. Curioso, ¿no?
Pero a nivel comercial, el boom surgió durante esta última década, con el auge de la venta online. Con otra vía abierta para adquirir productos en descuento, así como otro canal para publicitar las ofertas de las marcas, en los últimos tiempos el Black Friday ya forma parte de nuestra rutina.